Construir una organización de alto rendimiento
Atículo del Dr. Jake Messersmith publicado en Kearneyhub.com
Los empresarios y gerentes saben que sus empresas sólo irán tan lejos como sus empleados estén preparados para hacerlo. Todavía, muchos emprendedores y directivos se esfuerzan en encontrar la combinación adecuada entre capital humano, trabajo en equipo y cultura organizacional para ayudar a impulsar la empresa hacia adelante.
Mis colegas y yo hemos desarrollado un interés especial en empresas pequeñas y orientadas al crecimiento y las prácticas de gestión que las ayuden a convertirse en organizaciones de alto rendimiento. En nuestro trabajo inicial sobre este tema, encuestamos a más de 200 empresas pequeñas y medianas – de unos 25 empleados por organización – del sector de la tecnología para determinar los factores que establecen crecimiento en las empresas, por encima de sus competidores.
Evaluamos más de 20 prácticas diferentes relacionadas con el reclutamiento, selección, formación, retención y remuneración de los empleados, así como en otra serie de factores asociados con la filosofía de gestión del fundador de la empresa y la estrategia general del negocio.
Los resultados del estudio indican que las empresas que ponen un mayor énfasis en la gestión del área de capital humano – reclutamiento, selección, retención – tienden a alcanzar mayores niveles de crecimiento de las ventas que los que tienen menor énfasis en ello. Esperábamos este resultado, pero hemos querido ir un paso más allá para tratar de depurar los efectos de las prácticas individuales en relación con el rendimiento de las organizaciones.
En este análisis encontramos que las empresas que utilizan algún tipo de participación en los beneficios u otro plan de compensación en grupo, consiguen las tasas de crecimiento más altas. Por otra parte, los fundadores de la firma o los líderes que han intento deliberadamente crear una cultura de colaboración caracterizada por altos niveles de confianza, comunicación y compromiso con el bienestar del empleado, tienden a superar a las otras empresas estudiadas.
Estos resultados ponen de relieve el carácter social de las empresas y la importancia de ajustar estas prácticas a la filosofía de gestión.
Las empresas que se centraban intencionadamente en la construcción de colaboración y confianza junto con un programa de compensación que premiaba a los empleados en base al rendimiento de la organización, tenían las tasas más altas de crecimiento.
Los incentivos individuales pueden ser eficaces, pero en las empresas más pequeñas, la contribución de cada empleado cuenta y todos deben trabajar juntos para ayudar a la empresa a desarrollar su potencial. En estos casos, tanto los propietarios de la empresa como los gerentes necesitan compañeros de equipo, no trabajadores. Hacer equipo alcanza un enfoque estratégico tanto en la construcción de una cultura de colaboración como en recompensar a las personas cuando con su esfuerzo ayudan a la empresa a alcanzar un elevado rendimiento.
El mensaje final es relativamente sencillo. A fin de crear una organización de alto rendimiento, los líderes empresariales tienen que hacer un esfuerzo coordinado para pensar estratégicamente tanto en las prácticas “soft” que construyan comunicación y colaboración, como en las prácticas “hard” que alineen correctamente los incentivos financieros con el rendimiento de la empresa.
Esta receta es intuitiva, sin embargo, cuando el sentido común no suele aplicarse habitualmente, crea una oportunidad para que los empresarios inteligentes desarrollen una ventaja competitiva.
El Dr. Jake Messersmith es profesor adjunto de Management y Emprendimiento en la Escuela de Negocios y Tecnología de la Universidad de Nebraska en Kearney.