Rafael Juan: “Nuestro mayor reto es aprovechar y desarrollar el talento de las 2.100 personas del Grupo Dulcesol”

Entrevista ComarcalCV. Mayo 2017

“La visión de mi padre y la ayuda de mi madre para enderezar la empresa” ha permitido que, a día de hoy, el Grupo Dulcesol cuente con 2.100 personas y esté presente en más de 40 países. Desde Comarcal CV nos acercamos a su CEO y Consejero Delegado, Rafael Juan, para conocer la evolución de esta mercantil del sector consumo en la que las “Glorias” han jugado un papel fundamental. Tal y como comenta Juan a lo largo de la siguiente entrevista, ahora “nuestro objetivo es satisfacer a nuestros consumidores que nos demandan productos más saludables, y a ello estamos dedicando nuestro mayor esfuerzo en innovación”. Sobre la tecnología asegura que “es el desafío más importante que tenemos las organizaciones para sacar ventaja en su aplicación inmediata”. Además, nos habla sobre su paso como presidente de FAES, la importancia del asociacionismo, y su estrecha colaboración con la CEV, y su presidente Salvador Navarro.

Hace unos meses conocíamos los últimos datos que Dulcesol ha registrado durante el año 2016. Uno datos muy positivos… ¿fruto de qué?

Ha sido un año positivo, aunque no ha sido nada fácil mantener nuestra cifra de negocios. Lo hemos conseguido gracias al esfuerzo de toda nuestra organización. Nuestra red comercial ha impulsado la venta en España lo que nos ha permitido mantenernos en el mercado nacional, que continúa siendo el más importante. La exportación ha seguido creciendo a buen ritmo y el impacto de los nuevos desarrollos nos ha proporcionado también excelentes resultados.

Entre sus principales apuestas de cara a este 2017 se encuentran la internacionalización y, también, la alimentación saludable. ¿En qué países está Dulcesol? Háblenos de la Gama Innova.

La internacionalización es uno de nuestros retos más importantes. Desde que decidimos en 2008 que debíamos internacionalizar la empresa hemos dedicado muchos recursos a ello y lo seguiremos haciendo en el futuro. Gracias a ello hoy estamos presentes en más de 40 países, aunque siguen siendo unos pocos en los que concentramos nuestras ventas, sobre todo en los más cercanos, en el norte de África o el sur de Europa. Después de España, Portugal ha sido nuestro principal cliente en el pasado, pero en los últimos años hemos crecido significativamente en Argelia, Marruecos, Francia e Italia.

Otro reto muy importante es satisfacer a nuestros consumidores que nos demandan productos más saludables, y a ello estamos dedicando nuestro mayor esfuerzo en innovación. En los últimos años hemos mejorado mucho el perfil de los aceites y grasas que utilizamos, reduciendo al mínimo el contenido en trans de todos nuestros productos, lo que sitúa a la bollería entre los más bajos de los alimentos analizados habitualmente por la Agencia Española de Consumo.
También hemos reducido significativamente el contenido de azúcar y aumentado el de fibra, y esperamos continuar mejorando en el futuro.
En este sentido, Innova ha sido nuestro desarrollo más importante de 2016, fruto de muchos años de trabajo. Es una gama de bollería con microalgas chorella que aporta muchos beneficios para la salud, gracias sobre todo a su elevado contenido en clorofila. Vamos a continuar ampliando y mejorando esta gama con nuevos productos, buscando no sólo que sean saludables, sino que además gusten tanto como cualquier otro bizcocho, magdalena o galleta.

Otra de las novedades que hemos conocido recientemente son algunos alimentos sin gluten, por ejemplo, los Manjus. ¿Entre sus objetivos se encuentran todos los públicos para todo tipo de alimentación?

Muchos consumidores nos demandaban productos sin gluten. No ha sido nada fácil fabricarlos pues la exigencia de los productos sin alérgenos en seguridad alimentaria es muy elevada, para evitar cualquier tipo de contaminación con productos que sí los contienen. Por ello se necesita una instalación especial.
El Manju es un producto japonés que hemos adaptado para producirlo sin gluten pero respetando su sabor y textura, y estamos muy satisfechos con el resultado obtenido.
Nuestro objetivo es ampliar el número de consumidores y por ello hoy disponemos desde de alimentos para bebés, en nuestra gama de tarritos Mi Menú, a la que vamos a añadir en breve una nueva gama de cremas de verduras para adultos pensando también en nuestros consumidores senior. Ahora con los Manjus abordamos también los consumidores que pueden tener problemas con alérgenos, en definitiva, lo que pretendemos es que cualquier consumidor pueda disfrutar con nosotros.

¿Cómo fueron sus inicios en la empresa? ¿Cómo ha vivido su evolución? En líneas generales, ¿cuál ha sido su experiencia?

Empecé en la empresa en 1983, al finalizar la universidad y poco después de que falleciera mi padre. Pensaba que mis estudios me daban un privilegio, pero pronto me di cuenta de que mi falta de experiencia y de humildad, me hacían cometer errores de principiante.

La empresa era mucho más pequeña de lo que es hoy lo que permitía a mi madre, que tenía una enorme facilidad para simplificar los problemas, controlarla muy bien. Teníamos algunos socios que eran directivos en la empresa y mi madre confiaba y delegaba mucho en ellos, así como en mi mujer, que se había incorporado a la empresa antes que yo.

En pocos años las cosas se empezaron a complicar, necesitábamos más productos para crecer al mismo tiempo que la distribución moderna empezaba a desarrollarse a gran velocidad y requería que suministráramos a sus puntos de venta.
Aquellos sistemas simples ya no funcionaban y mi principal tarea fue informatizar la administración, al mismo tiempo que desarrollaba todo tipo de trabajos desde producción a comercial. He de reconocer que mi madre me dejaba hacer y me permitió adquirir experiencia con rapidez.

Al mismo tiempo se incorporaron mis hermanos, y poco después empezamos a dividir la organización en áreas funcionales. Fuimos creciendo hasta que a partir del año 2001 decidimos profesionalizar la gestión, proceso que finalizó en 2007 cuando creamos un Consejo de Administración con la participación de consejeros externos y algún tiempo después el Consejo de Familia.

Desde entonces nuestro crecimiento ha sido constante, sobre todo porque teníamos unos buenos cimientos creados por mi madre. Hoy somos un Grupo formado por 25 empresas con 5 plantas de producción y centros de distribución en España, Portugal, Francia, Argelia y Marruecos. Contamos con 2100 personas y nuestro mayor reto es aprovechar y desarrollar su talento para satisfacer a nuestros clientes y consumidores.

Trabajadores de la panificadora de Juan y Juan en Villalonga en el año de 1958.
Y en esta evolución, ¿qué papel han tenido las “Glorias”?

Cuando me incorporé a la empresa, en 1983, las Glorias eran todavía nuestro producto más importante, a pesar de que ya teníamos varios competidores que nos imitaban, incluso en algunas zonas donde nuestra distribución no era muy buena nos lo ponían difícil.
Fue 10 años antes cuando mi madre las inventó, pensando en diferenciarse frente a la competencia con una magdalena cuadrada, cuyo modelo patentó mi padre, y con una receta exquisita que le había proporcionado una amiga suya de Villalonga.
Las Glorias habían representado prácticamente el nacimiento de Dulcesol como empresa, pues gracias a ello pasamos de ser una pequeña fábrica local que vendía sus productos en algunas provincias con una baja penetración, a ser una de las 10 primeras empresas del sector a principios de los años 80.

Recientemente, le nombraron el CEO digital de Gran Consumo, enhorabuena por ese reconocimiento. Pero, ¿se entiende una empresa, un CEO, y unos trabajadores que no apuesten por la tecnología 4.0?

Gran Consumo TV es una revista digital muy reconocida en el sector y le agradezco el reciente artículo en referencia a mi dedicación a las redes sociales.
La tecnología es el desafío más importante que tenemos las organizaciones, y la industria más aún si cabe.
La conexión a internet de los ordenadores revolucionó el conocimiento y la comunicación, de la misma manera, la conexión de todos los equipos industriales revolucionará la industria. Si a ello añadimos la impresión digital, la impresión 3D, la robótica, la biotecnología aplicada a la alimentación, etc. podemos estar seguros de que los próximos años vamos a vivir una época de cambios vertiginosos que son difíciles de predecir.
Lo único que podemos y debemos hacer es estar preparados, no sólo para sobrevivir sino para ser el motor de dichos cambios. Para ello es imprescindible apostar por la tecnología desde toda la organización, para sacar ventaja en su aplicación inmediata. Es un reto apasionante que hay que liderar y ahí la actitud del CEO es decisiva para que la organización sea impulsora del cambio.

Por otro lado, es presidente de FAES y a tan sólo un año de elecciones, ¿cuál es la valoración que extrae de estos años al frente de una Federación que ha ido creciendo en número y calidad?

FAES ha sido una de las mejores experiencias que he vivido y estaré siempre agradecido por ello. Me ha supuesto un cambio trascendental en mi forma de relacionarme y de valorar las instituciones tanto públicas como empresariales.
He encontrado a muchas personas dispuestas a darlo todo a cambio de muy poco, que han apoyado el proyecto de forma desinteresada, sobre todo en los primeros años que fueron los más difíciles. En definitiva, un grupo de buenos amigos que espero mantener cuando deje la presidencia.
Hoy FAES es la patronal no sólo reconocida en La Safor, sino también por las organizaciones empresariales de la provincia, a la que se plantean pertenecer las asociaciones empresariales no sólo comarcales, también provinciales con presencia comarcal. Se ha conseguido con el esfuerzo de todos y con la colaboración de Fomento que nos ha permitido desarrollar numerosas actividades empresariales, convirtiéndose en el centro empresarial de La Safor.

¿Por qué cree que se hace fundamental en los tiempos que corren apostar por el asociacionismo? ¿Qué es lo que aporta a las empresas?

Siempre ha sido importante apostar por el asociacionismo, por muchas razones: representar a los empresarios institucionalmente, compartir experiencias o recursos para mejorar nuestras empresas o defender nuestros intereses organizadamente, siempre se escucha más a una asociación que a una empresa que lo hace por sí sola, por muchas razones que tenga.
Pero ahora lo es más, el poder hoy no está en las jerarquías, no son las que definen las reglas de juego, como estamos viviendo en los cambios sociales y políticos que están revolucionando la sociedad. Hoy el poder está en compartir conocimiento y el asociacionismo es una herramienta básica para ello.

Por otro lado, FAES forma parte del Consejo de la CEV, y nos gustaría que compartiera con nuestros lectores qué le parece la constitución como patronal.

La CEV se ha convertido por mérito propio en la patronal de la Comunitat Valenciana, sustituyendo a CIERVAL que se ha visto obligada a cerrar por falta de previsión de sus asociados y derivada de la crisis financiera que la ha dejado sin recursos y con una enorme deuda.
El mayor mérito es de su presidente, mi querido amigo, Salvador Navarro, que la ha sabido liderar en sus años más difíciles. Ha tenido que tomar decisiones muy importantes que la han llevado a reducir su estructura casi hasta la extenuación. Hoy resurge fortalecida con un liderazgo reconocido por todos como representante de los empresarios valencianos, y como tal merece todo nuestro apoyo. Me honra pertenecer a su Comité Ejecutivo y espero ayudar en cuanto me sea posible para conseguir sus objetivos.

Cómo empresario, ¿qué mensaje compartiría con nuestros lectores a la hora de emprender un negocio y convertirse en un referente como lo ha logrado el Grupo Dulcesol?

Siempre digo que no me considero un emprendedor. Los verdaderos emprendedores de nuestra historia fueron mis padres, de hecho, mi padre se arruinó en dos negocios en los que fracasó, y estuvo a punto de cerrar también en sus inicios como panadero. Fue su visión y la ayuda de mi madre con su tesón para enderezar la empresa lo que nos ha traído hasta aquí.
Emprender es un camino muy difícil y dar consejos muy fácil, así que no voy a caer en la tentación. Lo que sí puedo asegurar es que cumplir un business plan es como pretender que te toque la lotería.
Mi madre siempre me ha recomendado que sea prudente y no gaste más de lo que tengo. Con esa premisa es muy difícil iniciar una empresa, pero habrá que buscar un inversor que esté dispuesto a arriesgar por nuestro proyecto o bien ser menos ambiciosos.

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