Líderes y empleados felices, empresas más competitivas

Tal y como dijo Abraham Lincoln, “ser feliz es una decisión”. Porque está en nuestro poder desarrollar la capacidad de modificar nuestros pensamientos y orientarlos hacia la felicidad.

¿A qué me refiero? Los buenos líderes producen esa satisfacción laboral tan necesaria, para ellos mismos y también para sus empleados, ya que el liderazgo se debe de basar también en la gestión de la felicidad y, por consiguiente, en la satisfacción laboral. No se trata de priorizar
la satisfacción de los empleados, sino de buscar la sinergia positiva que se crea gracias a esa satisfacción laboral.

Con esto no se trata de negar la realidad, ni tampoco los problemas. Pero sí apreciar lo bueno, agradecer el trabajo bien hecho y las oportunidades… cuestiones que derivarán en el desarrollo de la creatividad y la innovación, ambas claves para el éxito de nuestras empresas.

No se trata de motivar sino más bien de no desmotivar con nuestras acciones, generando
positivismo en la organización
. Evitando que aquellas actitudes negativas o pesimistas, muchas veces sin una razón clara, se impongan en el ambiente resultando desmotivadoras a otras personas.

Tratando los problemas como nuevos retos que generen proactividad e inciten a la creatividad
para buscar soluciones.

En ocasiones nuestro principal competidor somos nosotros mismos al no aprovechar al máximo todo nuestro potencial. Nos fijamos excesivamente en lo que hacen nuestros competidores más que en desarrollar la capacidad de nuestros empleados para que nos ayuden a ofrecer mejores soluciones a los clientes.

Comparto algunas recomendaciones con el fin de que los líderes impregnen de ese positivismo a sus empleados:

– Los líderes deben aprender a procurar pensamientos positivos hacia su propio interior para
después alentar a los empleados a ser felices, a pesar de las frustraciones.

– Apreciar el trabajo de la gente. Los empleados que son reconocidos por su trabajo a lo largo del día son también agradecidos con la empresa.

– Un líder necesita poner más atención a sus propios aciertos, así como a las buenas acciones de los demás. Es más importante enfocarse y pensar en ‘lo que funciona’, en lugar de en ‘lo que está mal’.

– Darles sentido a los empleados y alentarlos. Se puede incrementar el sentido de la felicidad
entre los empleados de la organización, mediante el impulso de la creatividad y la innovación.

– Se necesita pensar y reformular las relaciones entre los empleados. Las relaciones personales producen bienestar.

– Siempre ser agradecidos, incluso ante el fracaso o los problemas. Pensando en nuestras mejores experiencias como un verdadero líder, compartiéndolas con los empleados y colaboradores de la empresa.

Los empleados felices son más productivos, innovadores y serviciales. Y todo ello genera empresas más competitivas y con mejores resultados.

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